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En «El flujo de la materia», Stefano Cagol (Trento, 1969) reflexiona sobre las interferencias antropogénicas en los equilibrios, ciclos y movimientos de los elementos, inspirándose en el creciente fenómeno de la migración de arena del desierto del Sahara hacia las costas de las Islas Canarias. Vientos, mareas, circulación atmosférica y corrientes oceánicas influenciadas por el impacto humano: vientos Alisios, calima, corriente de Canarias y anticiclón de las Azores, tan relevantes para el conjunto del clima planetario. La migración de los elementos en la corteza terrestre fue estudiada por primera vez hace cien años por el geólogo Alexander Fersman, y los científicos nos advierten continuamente de que la alteración de los equilibrios está en el origen del cambio climático. Sin embargo, estos fenómenos siguen siendo difíciles de comprender para la mayoría ya que aparecen como fenómenos variables, difusos y multiformes, llamados «hiperobjetos» por el filósofo Timothy Morton.

«El flujo de la materia» es una instalación conceptual participativa vinculada a los performances realizados en la isla de Gran Canaria por Cagol durante los días previos a su instalación en el Doramas. Al igual que en la obra «El monolito de hielo», que el artista italiano presentó en la Bienal de Venecia de 2013, aquí también se utiliza tan solo un elemento para su presencia conceptual, en este caso, una caja de arena. Una obra de apariencia minimalista que esconde muchas capas de lectura en torno a la problemática del cambio climático. La arena se elige como símbolo de la materia que fluye, de nuestro impacto en el flujo de la materia y también como el segundo elemento más explotado del mundo. La arena se utiliza a tal escala en los procesos inmobiliarios que está desapareciendo en su forma natural.

La instalación en el parque Doramas de esta caja de arena permite que el público pueda interactuar con la obra: jugando, escribiendo en la arena… y construyendo formas. El acto de construir con arena es un símbolo del antropoceno, símbolo de nuestra arrogancia para controlar el medio ambiente. Una obra de arte relacional que puede ser utilizada por niños y niñas a partir de 3 años, hasta los 99. Una pieza alegre, que al mismo tiempo funciona como un generador de reflexiones sobre el clima.

La obra se amplía con una experiencia Net.art en la SaladeArteSocial.COM, en la que podemos seguir los movimientos y acciones del artista por la isla de Gran Canaria emulando la migración natural de materiales.

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